miércoles, 21 de diciembre de 2011

cafecitos 1





Café del colegio de abogados, probablemente el sitio donde se consiga lo mas parecido al agua servida, encubierta bajo la forma de un café
Se encuentran dos colegas conocidos, hace mucho no se ven, y van siempre a ese horroroso sitio, sabiendo que la pobreza del líquido con el que llenan sus gargantas, le da una especie de poderes urbanos para seguir en la dura tarea de patear la calle.
Una es grande, con varios años en la profesión, se la nota cansada, agotada, detesta su ejercicio diario de "ganarse la vida" pero ya la aceptó, de algo había que recibirse, y tal vez la abogacía sea como ese gol que se le niega a cualquier negado, o ese vaso de agua de las siestas litoraleñas, si tenes dudas, y miedos, recibite de abogado, que una alegría, por lo menos tendrás.
El otro es joven, se recibió por opción pero también desprecia la profesión, no la ejerce y desprecia todo lo relacionado a ese mundo, solo la doctora a quien ve como su mano ajena y ese cafe, le generan cierto coqueteo del "porque no me atrevo" a entrar a este que en definitiva es mi lugar.
La conversación es simple, plagada de vicios de la profesión, el mas joven comenta algo al pasar, casi sin importarle, pero buscando la respuesta en el rostro de la experta.
La otra lo mira como si recién hubiera abierto una ventana en el medio de las sierras y el rebote del sol, le sonroja la cara. 
-Me decís esta noticia, de la misma forma en que me dirías, pago yo el café, o las medialunas de jamón y queso, son mejores cuando la cortas con manteca y no con margarina. Deja de privatizar tu alegría en terceros y disfrutá!.
- Es que contesta el joven, es como la felicidad de los desencantados, ganas el bingo, pero sin ser jugador, te regalan alcohol, cuando estas en rehabilitación, eso me pasa a mi con esto.
-Ah y el sueño de tu vida (recordó la experta que el sueño de la vida, frase trillada si las hay, del joven era precisamente ese) vos lo hubieras cambiado o dejado?
Si respondió apresurado el joven, casi como si hubiera terminado un coito sexual fugaz.
No te entiendo, sos como el riachuelo, estas siempre quieto, pareces muerto, hay vida en tus margenes y vos te atas siempre a algo.
-Es por ella!!, dijo sin vueltas el joven, aunque no era una respuesta que tenia pregunta
La experta abogada, con unas manos anchas, y que vestía como si tenia ropa compradas en un montón de lugares y ella hubiera hecho su propio retazo; por piedad le preguntó 
-y quien es ella?
Mi utopía dijo el jovencito
-Ah si, tu utopía y que se supone que es eso?
Nada, algo que encontrás y después decis buhhhh, es como un sueño que te asusta y lo dejas ir.
No te entiendo, dijo malhumorada la experta en derecho de familia; pagó los dos cafes y salio disparada a visitar un cliente, no sea cosa que de que esta charla le haga poner en jaque lo obvio.
El joven salio por la puerta de la calle corrientes y escuchaba las frases del tema de dos minutos "todo puede ser por una mujer... todo puede ser por algún billete"